Desde luego no es lo mismo visitar una ciudad que vivir en ella. Pasé casi 10 meses entre 2008 y 2009 en la capital bretona, aunque solo hizo falta una semana para enamorarme de sus calles, de sus casas de cuento y su indiscutible aire breizh.

Aunque es la capital y la ciudad más poblada de Bretaña, Rennes no es demasiado grande y un par de días son suficientes para ver lo más señalado. Si tienes planeado visitar Rennes, no dudes en aprovechar la escapada para conocer otros puntos de Bretaña, una región con multitud de paisajes impresionantes que van desde costas y acantilados de infarto a frondosos bosques o bonitos pueblos de interior.


En esta guía completa he recopilado los monumentos y espacios que no deberían faltar en una visita a la ciudad. Pero, por otro lado, algo que sorprende realmente de una ciudad tan pequeña es su gran oferta cultural, sobre todo en materia musical. Los bares y salas de conciertos acogen a músicos venidos de distintas partes del mundo prácticamente a diario, así que no olvides desconectar al final del día en uno de ellos. Rennes es también una ciudad con aire universitario y ambiente juvenil, aunque, como en el resto de Francia, los bares y pubs cierran a la 1 de la madrugada. Eso sí, hasta esa hora están llenos de gente de lunes a domingo, especialmente los que se encuentran en la Rue Saint-Michel, más conocida por sus habitantes como la Rue de la Soif (calle de la sed). No podía faltar en esta guía una selección de mis bares preferidos, así como de festivales interesantes que se celebran a lo largo del año. Por último, encontraréis también dónde comer, dónde ver una obra de teatro y dónde visitar interesantes exposiciones.

1. Parque Thabor. Este parque público tiene la peculiaridad de albergar un jardín francés, otro inglés, una Orangerie y un jardín botánico. En definitiva, distintas zonas donde pasear y descansar sobre la hierba en los días de buen tiempo; pero, atención, no en cualquier zona. Un pequeño cartel te indicará si esa hierba se puede pisar o no, aunque, por otro lado, si hace buen tiempo te darás cuenta rápidamente ya que unas zonas estarán desiertas y otras repletas de gente haciendo picnic.



2. Piscine Saint-Georges (2 Rue Gambetta). Construida a principios del siglo XX, esta piscina municipal tiene una impresionante fachada Art déco.


3. Palais Saint-Georges (Rue Gambetta). Precedido por un amplio y cuidado jardín, este majestuoso palacio fue construido bajo el magisterio de Magdeleine de la Fayette a finales del XVII, razón por la que leemos su nombre en grandes letras en la fachada del edificio.

4. Parlement de Bretagne (Place du Parlement de Bretagne). Levantado a mitad del siglo XVII, se convirtió en el primer monumento público de la ciudad. Además de la monumentalidad del edificio, que fue arrasado por un incendio en dos ocasiones, destaca la amplitud de la plaza en que se encuentra. En la Place du Parlament de Bretagne montan el mercado de navidad y se celebran otros importantes eventos a lo largo del año.



5. Place de la Mairie. En el lado oeste de esta plaza peatonal se encuentra el ayuntamiento (Hôtel de ville) y en el lado este, la ópera. Ambos edificios generan un curioso guiño arquitectónico, ya que la ópera fue diseñada a posteriori para complementar el hueco generado por el ayuntamiento, al otro lado de la plaza.


6. Place Sainte-Anne y Rue de la soif. El corazón de Rennes. En la place Sainte-Anne destaca la iglesia Saint Aubin y un bonito carrusel de techo blanco y rojo. El aspecto adoquinado de la carretera y las casas con entramado de madera invaden esta plaza y las calles cercanas, generando un conjunto que define indiscutiblemente a la ciudad. Ya sea verano o invierno, sus terrazas se llenan de gente a cualquier hora del día, especialmente al caer la tarde en los bares de la Rue Saint-Michel.


7. Place du Champ Jacquet. Muy cerca de la Place Saint-Michel se encuentra esta pequeña y bonita plaza, presidida por la estatua de Jean Leperdit, figura revolucionaria y alcalde de Rennes a finales del XVIII. Tras ella, más casas medievales con entramado de madera.


8. Marché des Lices (Place des Lices). El mejor día para visitar esta céntrica plaza es sin duda el sábado, día de mercado. Todos los sábados se abren las puertas de los Halles Martenot, dos edificios de finales del XIX que albergan una gran variedad de quesos, embutidos, carnes y panes. En el exterior, alrededor de la Place des Lices, se encuentran los puestos de pescado, mariscos, fruta y verdura. Una auténtica delicia para la vista y, por supuesto, para el paladar. Llama mucho la atención lo barato que resulta el marisco en comparación con otros lugares, sobre todo las ostras, por lo que constantemente se ve a gente comprando un par de ellas para tomar en el momento con un chorrito de limón. Otra buena opción es comprar un par de piezas de queso o salchichón y pedirse una cerveza o una copa de vino en cualquier bar de los alrededores (no te pondrán ninguna pega por sacar algo de comida en su terraza). Y, por último, la recomendación más barata, pero no por ello menos apetecible: la galette-saucisse, una deliciosa salchicha de cerdo envuelta en un crêpe salado a base harina de trigo sarraceno (más oscuro que el trigo tradicional). Bon appétit!



9. Porte Mordelaise (Rue des Portes Mordelaises). Mi rincón preferido de la ciudad. Escondida entre la catedral y la Place des Lices, ha sido históricamente la entrada principal de Rennes. Aunque su emplazamiento data del siglo III, la que está ahora en pie fue construida en la Edad Media como parte de la muralla que protegía la ciudad.


10. Catedral (Rue Saint-Sauveur) y calles adyacentes. La catedral, de estilo neoclásico, está rodeada por estrechas calles peatonales con un encanto especial. Perderse por ellas significa transportarse directamente a la época medieval. En una de esas calles se encuentra la capilla Sant-Yves (11 Rue Sant-Yves), de estilo renacentista y que actualmente acoge la oficina de turismo de la ciudad.

   


11. Place de la République. El Palacio de Comercio domina esta céntrica plaza de Rennes, por la que pasan diariamente muchos de sus habitantes. Tiene pequeños y coloridos puestos donde venden flores y en su lado este reaparece el río Vilaine.

12. Jardin de la Confluence y Promenade du Lavoir. Quizá éste no sea un punto tan imprescindible como el resto de la lista, pero es un paseo muy agradable donde conocer otra cara de la ciudad. El Jardin de la Confluence se encuentra justo al final del muelle Saint-Cyr (Quai Saint-Cyr), al que se accede desde la Place de la République en dirección oeste. Es un muelle curioso donde verás amarrados numerosos barcos-vivienda, con sus buzones en tierra. Desde allí se puede subir un poco más hacia el norte y tomar el Promenade du Lavoir, un estrecho y serpeante camino que va bordeando el río. Allí, uno pierde de vista por momentos que se encuentra en una ciudad, ya que la fauna y flora de algunos tramos te transportan directamente a un enclave natural lejos de la urbe. El camino continúa en la Allée Sylvestre de la Guerche, donde se encuentran los arcos de un antiguo claustro en la plaza Guy Houist.



Bares y salas de conciertos:

Me encantaría abrir esta lista con La Station, bar de la Rue de la soif donde nos pasamos prácticamente el año entero, pero cerró al poco de marcharnos. Lo mismo me pasa con su vecino de enfrente, donde bailamos Kalashnikov un millón de veces, Le St Michel Bar. Con esto quiero decir que no sé si actualmente seguirán abiertos todos estos bares, pero por lo que pude ver en una visita posterior y lo que dice san Google, muy probablemente siguen en activo.

1. Chantier (18 Carrefour Jouault, Place du Bas des Lices). Genial para un sábado por la mañana (después del mercado) o una tarde soleada. También dan conciertos por la noche, pero personalmente prefiero esta zona de terrazas cercana al canal d'Ille-et-Rance para el día. Si te apetece un refresco, pide una Breizh cola, una cola alternativa que se produce y se vende únicamente en Bretaña. Tiene un sabor bastante más dulce que la Coca-cola tradicional.

2. Le Barantic (4 Rue Saint-Michel). Uno de los pocos bares de la Rue de la soif al que me gustaba más ir de día. La culpa la tenía su delicioso capuchino, aunque he de confesar que no soy muy cafetera y si me gustaba tanto era porque le ponían mucho chocolate y nata.

3. Memes Tra (15 Rue Saint-Michel). Memes tra significa en bretón "lo mismo" o "la misma cosa", expresión empleada a menudo al pedir algo en un bar. Después de La Station y Le St Michel Bar, era el bar de la Rue de la soif que más frecuentábamos. Ambiente algo más tranquilo e íntimo que en el resto de la calle.

4. Ty Anna (19 Place Sainte-Anne). En este bar con aires breizh se celebran múltiples conciertos a lo largo de la semana, muchos de ellos de música bretona tradicional (y a menudo con baile regional incluido). Es un local acogedor que cuenta con dos espacios: una primera zona junto a la barra y otra más amplia al fondo, donde se montan los conciertos.

5. Le Haricot Rouge (10 Rue Baudrairie). En este bar-restaurante preparan dulces deliciosos. Nunca fui para cenar, pero es una muy buena opción para un café o té a mitad de tarde, acompañado de una porción de tarta casera.

6. La cité d'Ys (31 Rue Vasselot). Un pequeño y encantador bar al otro lado de République. Su nombre, que proviene de una ciudad mitológica de Bretaña, no es lo único que tiene con sello bretón, pues cuenta con un amplio surtido de cervezas de la región.

7. Ubu (1 Rue Saint-Hélier). Por esta sala de conciertos pasan mensualmente destacados cantantes y grupos de la escena musical actual. No destaca mucho por el local en sí, pero sí por su programación.

8. Le Dejazey (54 Rue Saint-Malo). Si no estás acostumbrado a que los bares cierren a la 1 de la madrugada, tendrás que buscar un bar de nuit, con licencia para cerrar a las 3:00 am. Hay un par más cercanos a la Rue de la soif,  como La Contescarpe (5 Rue du Champ Jacquet), que no está nada mal, o la discoteca Delicatessen (7 Allée Rallier du Baty), un local muy chulo pero con ambiente un poco pijo, aunque sin duda me quedo con Le Dejazey por su buen ambiente y su música, que varía entre la electrónica y lo que los franceses llaman musiques du monde.

Festivales:

1. Rock'n Solex (Mayo). Se celebra cada año desde 1967 con la llegada del buen tiempo a la capital bretona. La verdad es que el festival en sí es todo un espectáculo, ya que no solo cuenta con grandes conciertos por las noches, sino que además destaca por sus curiosas carreras de solex durante el día. Entre los grupos que actuaron en la edición que disfruté en 2009: Toots and The Maytals, Dj Shantel, Asian Dub Foundation, Beat Torrent o Success.


2. L'Oeil d'Oodaaq (Mayo). Durante casi 10 días el videoarte se adueña de la ciudad de Rennes. Es un festival francamente interesante para los amantes del género, pues cuenta con una programación muy amplia: las obras escogidas se proyectan en espacios públicos (como, por ejemplo, en mis amadas Portes Mordelaises), en bares, se organizan performances y conferencias... Un festival joven (con pocas ediciones a sus espaldas), pero muy prometedor.

3. Fête de la musique (Junio). Aunque actualmente ya se celebra en muchos países, la Fiesta de la Música nació en Francia en 1982. Desde entonces, cada 21 de junio, con la llegada del verano, numerosos artistas salen a las calles para ofrecer conciertos gratuitos. En Rennes invaden literalmente el centro de la ciudad. Cada dos pasos te encuentras una pequeña carpa, un grupo o un dj amenizando la velada.


4. Le Grand Soufflet (Octubre). Un festival de música diferente, en el que el acordeón es el auténtico protagonista.


5. Electroni[k] (Octubre). Se trata de un evento pluridisciplinar que nació en 2001, enfocado a las prácticas innovadoras dentro de la música y el arte electrónico. Se organizan pequeños conciertos y performances sonoras en varios locales y plazas públicas de la ciudad.

6. Transmusicales (Diciembre). Probablemente el rey de todos los festivales de Rennes y de Bretaña. Convertido incluso en uno de los eventos musicales más importantes de Europa, Les Trans acoge anualmente a miles de visitantes y a grupos consolidados de todo el mundo. Cuenta con varios escenarios en su sede oficial (una enorme feria de muestras) y con eventos paralelos en algunos bares y salas del centro. Predomina la música electrónica (nombres como Birdy Nam Nam, SebastiAn, Beat Torrent actuaron en 2008), aunque los grupos de pop, rock y otros estilos musicales también tienen cabida en los conciertos que se celebran a primera hora (disfruté como una enana con Yann Tiersen o Ebony Bones).



Galerías, museos y teatros:

1. La criée (Place Honoré Commeurec). Además de su bonito edificio de ladrillo, vale la pena visitar este espacio que acoge interesantes exposiciones temporales. Es también un espacio de producción y eventualmente organiza coloquios, seminarios y talleres.

2. Phakt - Centre Culturel Colombier (5 Place des Colombes). Lugar de exposiciones en torno a las artes plásticas y visuales de ámbito local.

3. 40mcube (48 Avenue du Sergent Maginot). Emplazado en un edificio industrial, cuenta con una parcela de 1100 metros cuadrados de superficie, en la que, además de la muestra temporal, se expone una colección de esculturas permanente, que conforman el Parc de Sculptures Urbain (parque de esculturas urbano). También cuenta con una Black Room, donde cada mes se proyecta una obra audiovisual. Aunque no está muy céntrico, merece la pena consultar su programación y acercarse si hay algo realmente interesante. Además, se puede aprovechar el desplazamiento para recorrer a pie el Promenade des Bonnetes Rouges, que empieza muy cerca de allí.


4. Les Champs Libres (10 Cours des Alliés). Acoge la biblioteca central de Rennes y el Museo de Bretaña. Sobre todo merece la pena consultar su agenda de exposiciones temporales.

5. La Paillette (Rue Louis Guilloux). No es habitual ver una obra de teatro en un viaje corto (a no ser que se vaya a la Ópera de Viena o algo parecido), pero si eres un apasionado del teatro moderno y de la lengua francesa, puede ser una gran idea. La Paillette es una sala cercana al Promenade du Lavoir con una programación interesante. 

Comer:

1. Crêperies en Rue Saint-Melaine o Rue Saint-Georges. Comerse una galette en Bretaña acompañada de un vaso de sidra es absolutamente imprescindible. Probé varias crêperies en Rennes a lo largo del año y no podría quedarme solo con una, aunque las mejores se encuentran sin duda en estas dos calles cercanas al parque Thabor.


2. Probar el Kouign amann, por ejemplo en Le Daniel (19 Rue Jules Simon). El Kouign amann es un dulce típico de la región, con alta dosis de mantequilla y azúcar. Y es que no es casualidad que a los bretones se les califique de 100% pur beurre (100% mantequilla pura). Aunque es especialmente típico en la costa oeste, también se encuentra en muchas panaderías de Rennes.

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Algunas de las fotos de este post son de mi amiga, y chère coloc en 7 Victor Hugo, Irene.