Budapest es una ciudad realmente bonita. Tiene el encanto de otras ciudades imperiales como Praga o Viena, pero con un valor añadido: su aspecto algo decadente le confiere un mayor atractivo, sin obviar sus impresionantes monumentos. La vista a ambos lados del Danubio (el río que separa Buda de Pest) es verdaderamente alucinante. 


Por la cercanía con Praga o Viena, considero que vale la pena visitar al menos dos de las tres ciudades en el mismo viaje. Nosotros hicimos Viena y Budapest (Praga ya la había visitado un par de años atrás) y, aunque Budapest me enamoró completamente, pasamos más días en Viena ya que iba a visitar a mi hermana, que estaba viviendo en la capital austriaca por aquel entonces. De todos modos, creo sinceramente que dos días enteros son suficientes para visitar lo más emblemático de Budapest. Éste es el plan que seguimos para nuestra escapada a la perla del Danubio:

Día 1 (llegada a mediodía):


1. Plaza de los Héroes (en húngaro: Hösök tere). Sus estatuas representan a los fundadores de la nación, como por ejemplo los siete líderes tribales húngaros, así como otros importantes personajes de la historia húngara. Durante la segunda guerra mundial fue atacada y algunas de sus estatuas fueron total o parcialmente destruidas. Está rodeada por dos importantes edificios: el Museo de Bellas Artes y el Palacio de Arte.



2. Baños Szechenyi (Állatkerti körút 9-11). Una experiencia altamente recomendable. En Budapest hay numerosos baños termales y medicinales, ya que, al estar situado sobre una placa tectónica, en muchos puntos de la ciudad se puede obtener agua caliente y con infinidad de propiedades beneficiosas para la salud. Quizás los más conocidos sean el balneario Gellért y el Szechenyi. El primero se ha ganado mayor fama por su bonito estilo modernista, sus columnas de mármol y sus vidrieras. Sin embargo, el Szechenyi ofrece una mayor gama de servicios y también es realmente bonito. Es uno de los complejos balnearios más grandes de Europa y el agua de sus piscinas varía entre los 20º y los 38º. También tiene saunas, baño turco y, lo más increíble, una piscina enorme al aire libre que funciona tanto en verano como en invierno. Aunque nosotros fuimos en mayo y hacía una temperatura agradable, era alucinante imaginarse esa piscina toda rodeada de nieve con temperaturas que rozan los 0º, mientras que el agua está a 36º. Además, en sus extremos aún se conservan unos tableros de ajedrez tallados sobre la piedra que rodea la propia piscina, donde siempre hay alguna pareja jugando a remojo. Lo cierto es que pasamos una tarde estupenda, y por no mucho dinero. 



3. Borbirosag (Csarnok Ter 5). Nos gustó mucho este pequeño restaurante. No tenían una carta demasiado amplia, pero se notaba que por ello los productos eran bastante frescos. Sin duda, un buen lugar para probar el tradicional goulash.  

Día 2:


En un día se pueden concentrar bastante bien todos los monumentos imprescindibles de Budapest: por la mañana los que están a ambas orillas del Danubio y por la tarde la zona centro. 

1. Castillo de Buda. A estas alturas seguramente ya sabrás que Budapest se divide en dos partes: Buda, la zona oeste del Danubio, y Pest, que se sitúa en la orilla este. Comenzaremos la mañana visitando todos los puntos emblemáticos de Buda, que no son pocos. No recuerdo muy bien la línea que cogimos, pero sé que tomamos un bus cerca de nuestro hostal en Pest y bajamos justo cuando éste cruzó a Buda por el Puente de las Cadenas. La subida hasta el castillo desde ese punto es considerable, pero merece la pena. Si no queréis hacerla a pie, podéis coger el funicular Budavari Sikló, el segundo funicular que se construyó en Europa. En cuanto al puente, es el más antiguo de la ciudad. Como un sinfín de lugares en Budapest, fue dinamitado durante la segunda guerra mundial, pero se reconstruyó en el 49, momento en que se cumplían 100 años de su inauguración. El castillo de Buda es la residencia histórica de los reyes húngaros en Budapest. Actualmente alberga la Biblioteca Nacional, la Galería Nacional Húngara y el Museo de Historia de Budapest. Dado el tiempo que teníamos, preferimos no entrar a ninguno de los museos y disfrutar recorriendo este complejo del siglo XIV desde el exterior. Además, sobra decir que las vistas hacia Pest desde las alturas son increíblemente bellas.  




2. Iglesia de Matías. Es un bonito ejemplo de la arquitectura ecléctica húngara, ya que en ella conviven diferentes estilos arquitectónicos como el gótico o el renacentista, aunque predomina el neogótico. Lo que más llamó mi atención fue su tejado, a base de azulejos de muchos colores. 

3. Bastión de los Pescadores. Otra de las joyas situadas en la colina de Buda. Desde este mirador obtendrás la mejor vista del Parlamento y de Pest en su conjunto. Cada una de sus siete torres conmemora a una de las tribus fundadoras de Hungría. 


Antes de cruzar al lado este del río (en metro), y mientras vas descendiendo la colina, puedes darte una vuelta por las estrechas calles de Buda y visitar algunos de sus edificios más bonitos, como por ejemplo: la torre de Santa María Magdalena (Kapisztrán tér 6), los Archivos Nacionales de Hungría (Bécsi kapu tér 2-4) o la iglesia de Santa Ana (Batthyány tér 7), ya casi a las orillas del Danubio. 

4. Parlamento. No es de extrañar que sea el tercer parlamento más grande del mundo, sus dimensiones abruman a cualquiera. Y no solo es bonito por fuera, vale mucho la pena visitarlo también por dentro. Para ello, deberás esperar a que haya un tour en tu idioma (o en otro idioma que hables), ya que no se puede visitar por libre. Puedes informarte previamente online o ver los tours una vez allí. Nosotros tuvimos suerte y salía uno en español a una hora más o menos de nuestra llegada, así que aprovechamos ese rato para comer algo rápido allí cerca. Una vez dentro te muestran la escalera principal, la sala de la cúpula y la antigua cámara alta, tres espacios realmente increíbles. La guía hace el recorrido bastante ameno y cuenta los aspectos históricos más interesantes sin dar demasiado datos. 




Tras la visita al Parlamento nos dirigimos a la zona centro de la ciudad. Es una zona bastante distinta a la que visitamos por la mañana, ya que allí los edificios históricos conviven con zonas más residenciales y con la población autóctona. Para llegar, nosotros cogimos el tranvía y así ganamos un poco de tiempo al desplazarnos de una zona a otra; además, al ir bordeando el río se tiene una vista muy bonita.

5. Café For sale (Vámhaz körút  2). Antes de visitar el Mercado Central, nos tomamos un café en este local que nos habían recomendado, que está justo enfrente. Aunque el café no es que estuviera demasiado bueno, el sitio es muy chulo para tomar una cerveza o un refresco, ya que además lo acompañan con un enorme bol de cacahuetes. Está completamente decorado con notas y otros objetos depositados allí por los clientes, generando un ambiente especial y único. 

6. Mercado Central (Vámhaz körút 1-3). Pasear por sus puestos puede resultar una auténtica delicia, allí encontraremos productos tradicionales como la paprika, embutidos o encurtidos. En la segunda planta están los puestos de souvenirs que, aunque resulta bastante turístico, son más baratos que en otras partes de la ciudad. También hay una zona donde comprar comida preparada como platos tradicionales húngaros, pizza, hamburguesas, etc. 



7. Vaci Utca. Esta vía peatonal es la calle más importante de Budapest, junto a la Avenida Andrássy (la avenida que desemboca en la Plaza de los Héroes). En Vaci Utca las antiguas fachadas se mezclan con las actuales tiendas de ropa, ya que es también una de las principales arterias comerciales. 


8. Iglesia parroquial del Centro (Március 15). El edificio más antiguo de Pest data del siglo XII. En el siglo XVII fue empleada como mezquita por los turcos, y aún se conserva el mihrab en su interior. 


9. Gran sinagoga (Dohány utca). Es la sinagoga más grande de Europa y la segunda del mundo, solo por detrás de la de Nueva York. Su complejo incluye: el Templo de los Héroes, el cementerio judío, el Museo Judío y el Árbol de la vida, un monumento al Holocausto. Se puede visitar todos los días menos los sábados. 

10. Basílica San Esteban (Szent István tér 1). Construida en honor al primer rey de Hungría, Esteban I, es el edificio religioso más grande de Hungría. 


11. La Plaza de la Libertad (Szabadság tér). Muchos combatientes de la libertad de Hungría fueron ejecutados a mediados del siglo XIX en esta plaza de marcado corte soviético. De hecho, contiene el único monumento a los soviéticos que no ha sido trasladado al Parque de las Estatuas, fuera de la ciudad. Es una plaza tranquila y agradable para descansar un rato rodeado de imponentes edificios como el edificio de la Televisión estatal (la antigua Bolsa de Valores) y el Banco Nacional de Hungría.

12. Ópera Nacional (Andrássy utca). De estilo neorenacentista, fue construida con la condición de que no fuera mayor que la de Viena. Se puede visitar el hall sin necesidad de comprar entrada. 

Muy cerca de allí, en los alrededores de la plaza Liszt Ferenc tér, hay muchos bares y restaurantes donde poder cenar y tomar una copa. Es una zona bastante animada. Otra opción es ir en busca de alguno de los famosos ruin bars o bares ruina, que no son sino establecimientos ubicados en edificios antiguos con aspecto bastante destartalado y ecléctico, un concepto completamente innovador muy recurrente en la ciudad de Budapest. El más famoso, y por tanto también el más concurrido por turistas, es Szimpla kert (Kazinczy utca 14). Aunque algo más caro que otros locales de la ciudad, es un bar interesante con varias zonas diferenciadas en el que se puede comer, tomar una cerveza tranquilamente o bailar hasta las tantas. Para terminar la jornada (de éste o cualquier otro día de tu visita en Budapest), recomiendo volver a acercarse al Danubio y ver los edificios más emblemáticos a orillas del río completamente iluminados. El Bastión de los Pescadores, el Puente de las Cadenas o el Parlamento son una auténtica belleza al caer la noche. 

Día 3 (salida a eso de las 14h):


1. Monte de San Gerardo. Para nuestra última mañana en la ciudad planeamos una pequeña ruta otra vez en Buda. Aunque tiene unas dimensiones considerables y no pudimos verlo todo (no llegamos hasta la cima, donde los húngaros tienen su particular estatua de la Libertad), es un agradable paseo con unas bonitas vistas hacia Pest. Muy cerca de allí se encuentra la Ciudadela de Budapest, un recinto fortificado de mediados del XIX, y el famoso balneario Gellért. Para llegar otra vez a Pest, cruzamos por el puente Erzsebet (Puente de Isabel), en honor a Sisi emperatriz, con vistas al Puente de la Libertad (Szabadsag Híd).